La fértil imaginación del guajiro cubano y su incesante coqueteo con el mundo de lo desconocido, se sustenta en mitos fuertemente arraigados en la cultura rural de la Isla. Los orígenes de algunos de ellos bien pudieran remontarse a la era precolombina.
La inmigración española, la africana y posteriormente la yucateca (esta última mucho menor que las anteriores, pero igual en variedad) aportaron no solo nuevas leyendas a nuestro acervo mitológico, sino que vistieron de modernidad a las más antiguas, velando a la vez su rastro.
Los principales grupos de indios cubanos fueron extinguidos. Sin embargo aún existen en la Isla grupos pequeños y aislados de la etnia taína.
“LA HIJA DE LAS AGUAS“ ilustra un cuento homónimo de mi autoría, y es parte de un libro titulado: “EL BÚHO AZULOSO“ que aún preparo. Su intención, al igual que otros relatos del libro, es recrear un vínculo atemporal entre esas historias que aún mantienen la influencia sobre ciertos grupos. Mi propuesta es también una ficción que intenta agrupar otras leyendas procedentes del caribe y latinoamérica.
Vivir en una ciudad cosmopolita que recibe a diario tantos inmigrantes, me hace estar muy al pendiente de la importancia, no solo de mantener y cuidar nuestras respectivas culturas sino además de conocer otras y entender sus orígenes. La convivencia en espacios como este, precisa de conocer las raíces del por qué nos comportamos de cierta manera y otros de forma diferente. La cultura nos salva de la intolerancia y la vanidad.
Espero que esta imagen, muy a pesar de ciertos elementos que requieren una lectura más detallada, les sirva de preámbulo al texto que muy pronto la va a acompañar.