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CUADROS VIEJOS. "El Camino de las Apariciones"


El camino de las apariciones

EL CAMINO DE LAS APARICIONES

Hace varios años vivía en una finca al sur de la Habana llamada "La Pedrera", nadie sabe por qué ese nombre, pues lo que menos había allí eran piedras. Los nombres de los diferentes poblados cercanos eran igual o más de curiosos. Mientras relate la historia del por qué hice este cuadro iré nombrando algunos.

Así me lo contaron:


A un kilómetro de allí, en la finca "El Manguito" vivían tres hermanos a los que todos llamaban por su apellido: "Los Delgado" Esteban, Bebo y Lindo, pero con personalidades diferentes y muy pintorescas. Esteban era flaco y fuerte, famoso por fajarse con los bueyes a base de estirones y sogazos. A Bebo le gustaba todo lo mexicano, desde la música hasta la ropa. Lindo era célebre por su puntería. Usaba sombrero de paño y era común verlo con su escopeta de cartuchos dando vueltas por el campo, buscando a que tirarle. Eran muy buenas personas, valientes, cooperadores y dados a las fiestas, pero a lo único que le temían era al contacto con lo desconocido. Según ellos tenían ojos para "esas cosas" refiriéndose a apariciones y otros fenómenos ocultos del ambiente rural.

Cierta tarde después de bañarse y vaciarse encima medio pomo de colonia, salieron para una canturía en un caserío llamado "Pellejeros". Lindo y Bebo se fueron a pie y más tarde Esteban en una yegua vieja y enjuta.

Por el camino había que atravesar otro poblado con el nombre "Congojas" y según se decía, después de la medianoche era probable que cerca de la entrada del caserío, al pie de un eucalipto plantado a la orilla de la carretera; al jinete solitario se le montara en la grupa del caballo, una mujer vestida de blanco y le susurrara al oído cosas espeluznantes.

Luego de finalizar la fiesta y algo pasados de tragos, decidieron regresar. Le pidieron a su hermano jinete el favor de irse todos en la yegua y Esteban accedió previendo el paso por Congojas, por si acaso la temida aparición ocurría.

-Cuando pasemos por el eucalipto chiflen para no demostrar miedo, bien? -indicó Esteban

-Bien!- respondieron Bebo y Lindo quienes subieron en ese orden al lomo de la yegua.

Así salieron, a paso lento de regreso a la casa.Ya cerca del lugar macabro Lindo notó que la yegua se tambaleaba.

-Oiga Esteban...!- llamó con voz trémula.

-Chifle Lindo, chifle!- interrumpió Esteban quien silbaba una nerviosa melodía.

-Hermano...yo creo que detrás de mi va esa mujer sentada.

Esteban tragó en seco y sin voltear la cabeza indicó:

-Lindo...dígale a esa señora que ya esta yegua no aguanta otro pasajero...que por favor se baje.

La yegua cancaneaba por el peso dando tropezones.

-Parece que no se baja- apuntó Bebo apretado entre los dos hermanos.

Finalmente la yegua no resistió y resbalando sus herraduras en el camino se abrió de patas. Los tres hermanos cayeron al suelo y después de un sonado Solavayaaaaaa! cada uno se levantó y echó correr por su lado hasta llegar a la casa del manguito.

La mansa yegua, luego de recuperarse, amaneció como cada día bajo la mata de ateje donde acostumbraba pasar la noche.

-Se nos subió la aparición de Congojas anoche- contaban orgullosos la siguiente mañana- no dijo ni pio, pero la condenada pesa más de dos quintales...creo yo ...no es así Lindo?

-Así mismo hermano.

-Si, sí...dos quintales y pico.


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