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TOLEDO

Por Abel Quintero


Fue como transportarse a través de los siglos.

Si en el trayecto no hubiera estado tan atento al paisaje, a los pueblos y consciente de la distancia, la experiencia de estar frente a la ciudad de Toledo bien podría haberse guardado en mi memoria como un sueño lúcido.

Ver la ciudad desde lejos y presentir la entrada a un universo laberintico repleto de magia y arte es una sensación que nunca desaparece. Permanecerá ahí, en algún rincón de la mente a la espera de ser evocada por un olor, una textura o alguna melodía antigua.

La imagen de esta obra está plasmada directamente desde la reminiscencia, desde el impacto que produjo en mis ojos su contemplación. De poco valen las fotos, no sirven para captar la grandeza y esencia de una ciudad. Algo más el arte, quien a pesar de expresar solo la visión de un solo ser, es capaz de comulgar con leves resquicios del alma humana que fueron esparcidos por todo el orbe.

Con este trabajo intento reflejar la magia de un poblado al que iluminan tenues lámparas de gas. Si bien mi experiencia personal fue contemplar la plácida ciudad antes de adentrarme en su magnificencia y sus numerosas leyendas, esta vez el espectador está ante un río Tajo revu


elto, del cual brotan las historias que pululan por cada grieta de sus paredes y calles. El Tajo se vuelve un Estigia que debes cruzar para disfrutar de las acogedoras luces que emanan de los interiores y de las poéticas calles que invitan a pasearse entre ellas.

El uso de líneas y elementos rectos combinados de forma transparente con formas sinuosas es mi recurso para entender la extrema armonía que consigue la naturaleza cuando usa en tiempo para convertir su obra divina en una sola.

La composición de este cuadro sugiere eso: beber de la historia hasta saciarse antes de introducirse en el legendario universo de una pequeña ciudad. No importa si estas son ciertas o falsas. Al final será cada cual quien le dé forma a su propia experiencia.

A fin de cuentas nunca es tanta la diferencia entre lo mágico y lo real.

La pieza mide 36 x 48 pulgadas, está realizada con Óleo sobre lienzo y fue terminada en mayo del año 2022



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